martes, 15 de diciembre de 2015

Forever Gordita

Pasando así por los recuerdos de la vida, encontré estas fotos. Las publico porque nadie me cree que alguna vez fui gordita y con pelo rizo.
 
 

Sí. Esa era yo. La primera se tomó en el "Senior Prom" en 2002. La segunda ya es cuando estuve en la universidad. Toda mi vida fui gordita. Intenté rebajar pero siempre era imposible de hacer.

¿Cómo decirle que no a un plato de arroz y habichuelas con tostones, bistec encebollado y aguacate o un mofongo o hasta un postre de chocolate? 

No tenía corazón. Las ganas de hacerlo sí pero me faltaba iniciativa. Me faltaba esa fuerza de voluntad que te anima a decir:

- "dale que es tarde, tu puedes, mejora tu imagen, juntas podemos"

Carecí ese tipo de frases motivacionales. 

Si me preguntas, creo firmemente que comer apasionadamente no es un crimen. Lamentablemente algunas personas piensan que lo es. 

Uno sufre mucho por las burlas completamente innecesarias que algunos hacen por diferentes motivos que les afectan en su diario vivir. Entonces desquitan esa envidia, rabia, o inconformidad con ellos en uno. Todas las noches lloraba, me sentía mal y resentía muchísimo mi apariencia. A veces no quería ir a la escuela. Eso sí, no todos mis compañeros fueron malos. Era una minoría. 

El año pasado, en una reunión de mi clase, una me pidió perdón. Sabrán que quedé boquiabierta porque no lo esperé. Nunca es tarde para cambiar y la perdoné. No soy perfecta. Soy humana y cometo errores. A pesar de que en su momento me dolieron sus comentarios, le di las gracias porque me hicieron la mujer fuerte que soy hoy.

Detesto el bullying. Nadie sabe lo difícil que es querer rebajar y ser aceptado socialmente. 

Por razón de gordura nadie se fijaba en mí físicamente. Lo tengo que escribir así porque me lo dijeron cruel y fríamente. No podía entender por qué la atracción física era más importante que la razón. Cada vez que trataba de rebajar era inútil. 

En la universidad llegué a pesar 230 libras y me abochornaba tanto que siempre llevaba puesto un abrigo gigante para disimular mi gordura. 

Un día padecí de gastritis y, como no toleraba ciertas comidas, forzosamente tuve que rebajar. No fue fácil pero comencé a comer saludable. Entré a la Facultad de Derecho y el cambio era notable. Ahora pesaba 150 libras y era irreconocible. En ese momento comencé una nueva etapa y cambio que no duró. 
 
Sucedieron varias cosas:

1- Me envolví en una relación turbulenta (al menos para mí)

2- Muchas presiones en Derecho por los exámenes y la reválida que luego había que coger 

3- y yo quería hacer tantas cosas pero no podía. Siempre era un problema para todo. 

Asi es que terminé recayendo en mi antiguo vicio gastronómico. Nuevamente pesé 230 libras. El peso me estaba afectando la salud.

Ya saben ¿Qué hice verdad?

 Finalmente dejé a mi ex, salí de todo lo que me estaba incomodando y busqué maneras de rebajar. Necesitaba salir de la depresión en la que vivía y me propuse un cambio radical. 

Cambié mi estilo de cabello y ropa, diseñé un itinerario de comidas y rutina de ejercicios. Me concentré en hacer una dieta efectiva. 

El proceso fue largo, amargo, doloroso y extenuante. Duró un año y pico. Cuando logré mi meta no me sentí satisfecha. Nadie entendía por qué quería continuar adelgazando. A pesar de las duras críticas y opiniones no solicitadas continué. Mi mamá es una que, si la dejo, me rellena de comida. El amor de los padres y su preocupación a veces es extrema. Lo escribo así porque no todo lo que consideran bueno para uno es lo mejor o lo que uno realmente quiere. A veces uno quiere que se le respeten sus decisiones y espacio aunque sea difícil de comprender.

Me siento bien y no me arrepiento. Con el tiempo he rebajado y ahora peso 118 libras. 

Realmente ha sido un proceso fuerte tanto físico como psicológico pero se puede lograr. 

Aún alimento la gordita que vive en mí pero con moderación. A veces pienso que mi vida es como el cuento clásico infantil titulado "El patito feo". Al final del cuento surgió un cisne hermoso y radiante como yo. En esa etapa de niñez y adolescencia uno se descubre y trata de aceptarse. Pero con el tiempo y en la universidad uno aprende a que nada de eso es importante. Lo más importante es el conocimiento y quererse uno.
 
Todos hemos pasado por diferentes situaciones en la vida. Lo sé. Pero quiero que sepas que si te empeñas en lograr algo, lo harás. Tardarás pero se puede. ¡¡¡¡Voy a ti!!!! ¡¡¡¡Hasta la próxima!!!!! B.
 
 

2 comentarios:

  1. Vuela alto muy bello y motivador tu historia. Abrazoóoo

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    1. ¡¡¡¡Gracias mil por esas palabras y detalle tan bonito conmigo!!!! TQMMMMMMM. Besos y abrazos.

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